La pandemia ha impulsado una nueva tendencia en la compra de vivienda: disponer de una alternativa al hogar habitual como inversión o para poder combinar descanso y teletrabajo.
Estas son algunas cuestiones básicas a tener en cuenta.
1. ¿Cuánto puedes gastar?
Es, por supuesto la primera pregunta que hay que plantearse. Piensa en tus ingresos y en los ahorros de que dispones. Si consideras la posibilidad de solicitar una hipoteca, calcula la cuota mensual que te puedes permitir. El banco te concederá, como máximo, entre el 60 % y el 75 % del valor de tasación de la vivienda.
2. ¿Para qué la quieres?
¿Buscas un refugio temporal o una fuente de inversión? En cualquier caso, el interés por las segundas viviendas no deja de crecer. Según datos del Banco Central Europeo, España es uno de los países con mayor porcentaje de familias con segunda residencia.
3. ¿Cuáles son las características que necesitas?
La demanda indica que las segundas residencias no solo se usan para disfrutar de unas vacaciones puntuales, sino que su uso se puede extender durante periodos largos. El auge del teletrabajo ha creado nuevas oportunidades en este sentido. Teniendo en cuenta el uso que quiere hacerse del inmueble, hay que plantearse cuántos metros cuadrados se necesitan y cuál es la distribución ideal. En los últimos años ha aumentado la demanda de viviendas con luz natural y terrazas amplias.
4. ¿Dónde quieres adquirirla?
Si tu intención es disponer de una vivienda para disfrutar de periodos de vacaciones, la ubicación y el clima son factores relevantes. Las zonas de playa son las más buscadas, aunque está aumentando el interés por las fincas rurales.
Ten en cuenta también la distancia: tú decides si quieres desconectar por completo o si necesitas tenerla cerca de tu vivienda habitual para ir a menudo de la forma más directa.
Si lo que buscas es una inversión, para venta o alquiler, necesitas saber cuáles los destinos más solicitados.
5. Gastos e impuestos
Para empezar, tus gastos mínimos de consumo (luz, agua, comunidad) se incrementarán durante todo el año, no solo en los meses en que uses tu segunda residencia.
Por otra parte, la fiscalidad de una segunda residencia es distinta a la de una vivienda habitual. Tienes que tenerlo en cuenta en la declaración del IRPF y al realizar el pago del IBI.
Otros gastos son los derivados de la adquisición en sí (registro, notaría y gestoría), además del impuesto sobre transmisiones patrimoniales.