Se acerca la primavera, los días se alargan y vuelven el buen tiempo y las ganas de hacer muchos planes. Los niños no son una excepción a eso y esta época del año resulta ideal para pasar tiempo con ellos, hacer cosas divertidas, estrechar lazos y, de paso, aligerar un poco la jornada de sus padres. A continuación, te recomendamos algunos planes geniales para hacer con los más pequeños de la familia: ¡es el momento de crear los recuerdos más bonitos!
Hay un sinfín de planes emocionantes en familia, pero, sin duda, una buena aventura por la naturaleza siempre estará entre las opciones más sanas y agradables. Si estamos demasiado acostumbrados al bullicio y ajetreo de las grandes ciudades, pasear por la campiña y respirar aire puro puede ser igual de beneficioso para niños que para adultos. El senderismo es una actividad saludable para el cuerpo y el espíritu, y puede practicarse en la naturaleza cercana a la urbe, a pocos minutos en coche o tren. Un plan ya fantástico de por sí puede completarse con algo tan simple como llevar unos prismáticos y observar pájaros e insectos, que luego podréis buscar juntos en libros de animales o en internet. También podéis llevar un rico pícnic con sándwiches y zumos, o haceros una sesión fotográfica para regalar a los padres de los niños. Con todos estos planes, los más pequeños de la casa aprenderán a cultivar el amor y el respeto por la naturaleza de la mano de sus sabios mentores.
Otra idea original y muy enriquecedora para las niñas y niños, igualmente vinculada a la naturaleza, es la visita a granjas tradicionales. Y es que, en esta época de grandes empresas, aún quedan pequeñas granjas familiares que abastecen a su entorno cercano con una labor como la de antaño. El amor y respeto a los animales se enseña en estos lugares con divertidos talleres enfocados al público familiar: pasear junto al ganado, preparar quesos o ayudar a quitarles la lana a las ovejas cuando llega el calor son algunas de las actividades que ofrecen estas granjas cuyas técnicas y cuidado con el medio se transmiten de generación en generación. Una rápida búsqueda por internet te permitirá descubrir que estos lugares, muchas veces, se encuentran más cerca de lo que pensamos. Sin duda, será un recuerdo imborrable para los peques.
Pero no hace falta irse demasiado lejos para disfrutar de la sombra de los árboles, la suavidad de la hierba, los colores de las flores y la brisa pura. Muchas ciudades cuentan con grandes parques en los que disfrutar de un día divertido donde los pequeños puedan gastar sus energías corriendo, saltando y riendo. Además de un riquísimo pícnic bajo la copa de un buen árbol, disfrutando de comida sana y enseñando la importancia de mantener limpios nuestros espacios verdes, algunas actividades divertidas con las que acompañar nuestro paseo por el parque pueden ser ir en bicicleta por las zonas pensadas para ello, jugar con el frisbee o las palas o, por supuesto, aprovechar un día de viento para hacer volar coloridas cometas en el cielo.
Si lo que buscas ahora es un plan diferente, con el que tus nietos puedan conocer nuevos lugares y tradiciones, o incluso hacer nuevos amigos, otra opción indispensable puede ser visitar las fiestas populares, mercados y ferias de los pueblos cercanos. Pasear por cascos antiguos de lugares desconocidos, probar panes, embutidos y demás comidas tradicionales de cada región, viajar en el tiempo recorriendo ferias medievales o divertirse con los juegos y tradiciones de ferias con mucho encanto. ¡Seguro que aprenden muchas cosas que no se enseñan en la escuela!
Otro lugar ideal para que los más pequeños amplíen sus horizontes y conozcan nuevas caras del mundo en el que viven, es visitar centros culturales como museos, exposiciones o zoológicos. Aquí podrán disfrutar de obras de arte que despierten su curiosidad e inspiración, descubrir asombrosos vestigios de nuestra historia antigua o experimentos científicos que nos evocan a un futuro inimaginable, o poder ver de cerca increíbles animales imposibles de avistar en otros lugares. Además, muchos de estos sitios tienen un sinfín de actividades diseñadas especialmente para niños, donde jóvenes y adultos podréis disfrutar y aprender acompañados de los monitores de cada centro. Educarse y divertirse nunca ha estado tan al alcance de la mano como ahora.
En líneas similares, un plan cultural fantástico para niños puede ser ir al teatro a disfrutar de obras especialmente pensadas para los más pequeños. Y es que, si bien a algunas edades aún es pronto para largas películas en cines llenos de adultos, hay obras de teatro que se piensan directamente para que los más pequeños se diviertan y no se aburran ni por un momento. Historias con moraleja, intérpretes con mucha mano o la participación del público en escenas divertidas y emocionantes hará de la visita al teatro una experiencia inolvidable con la que no pararán de reír. ¡Quizás, incluso descubren una pasión oculta por las artes escénicas!
Llevamos muchos planes que incluyen el aire libre o, al menos, salir de casa. Pero sabemos bien que a veces no apetece moverse ya sea por cansancio, falta de tiempo o porque caen chuzos de punta. Y para todas esas ocasiones, sigue habiendo un sinfín de planes divertidos con los que los más pequeños se divertirán como nunca. Leer cuentos es una actividad que no pasa de moda, capaz de estimular la imaginación de los niños y enseñarles valiosas lecciones mientras se divierten. Si bien esta actividad también puede llevarse a cabo en bibliotecas y centros cívicos, el sofá de casa puede ser un lugar idóneo para retomar los clásicos de la literatura infantil y practicar nuestras dotes interpretativas.
Otra forma de pasar una tarde divertida sin salir de casa puede ser ponernos creativos y comenzar alguna manualidad divertida que, además, terminará en un recuerdo precioso que exponer en nuestra estantería o colgar de la nevera. Artes manuales sacadas de internet o programas infantiles, hacer figuritas de papel de tipo origami, dibujar y colorear, pintar platitos de cerámica y máscaras graciosas o moldear figuras de plastilina son algunas de las muchas ideas para un rato de risas y creatividad sin límites. Un buen delantal para no mancharnos, algo de música y un descanso para su merienda favorita, y tendrás todos los ingredientes para una tarde perfecta.
Los juguetes y juegos para niños son, por supuesto, otra alternativa para esos días en los que cuesta sacarnos el pijama y preferimos quedarnos en casa con nuestra bata y las zapatillas. Una tarde de partidas al UNO, tres en raya, Monopoly, parchís o demás juegos de mesa estimulará su inteligencia y retará a los pequeños a divertirse y aprender cosas nuevas. Puedes enseñarles las normas del ajedrez o reír juntos mientras dibujáis en el Pictionary. Los puzles son otro clásico que no puede faltar en ninguna casa: la satisfacción compartida de terminar una maravillosa imagen pieza a pieza es un momento único. Para los más valientes, las construcciones de tipo Lego son un reto increíble cuya recompensa es igualmente satisfactoria a cualquier edad.
Cambiando de estancia, otra actividad que puede llevarse a cabo sin necesidad de salir de casa son las recetas culinarias. Si los niños ya son un poco mayores, ponerse el delantal y el gorro de chef puede ser un juego divertidísimo que, además, les hará sentirse más autónomos y capaces. Poder amasar unas galletas o batir los ingredientes para un rico bizcocho casero será una actividad estimulante que, bajo la supervisión de un adulto, culminará en un resultado delicioso que todos podréis disfrutar. El cuidado de las plantas en el salón o la terraza es otra tarea hermosa que requiere de mimo, cuidado y atención. Regar las plantas y sacarles las hojas marchitas es también una bonita labor que compartir y cuyos frutos se recogen desde el primer minuto.
Y hemos dejado el plan más divertido e íntimo para el final... Porque algo que encanta tanto a nietos como a abuelos es, sin lugar a dudas, revisar juntos álbumes de fotos o viejos vídeos familiares. La emoción de poder ver a sus padres de jovencitos y descubrir cómo era la infancia de entonces, a qué se jugaba o cómo se vestía y peinaba la gente, y encima de la mano de quienes más presentes estuvieron allí, es algo entrañable y divertido que ayudará a los más pequeños a conocer y entender mejor a la familia de la que provienen. ¡Incluso pueden realizar un bonito árbol genealógico con todos los miembros de esa gran familia de la que, ahora, ellos forman también parte!