Hoy tenemos una oferta inabarcable de marcas, sabores y variedades. ¿Sabemos siempre lo que queremos o elegimos a ciegas? Estos son algunos consejos básicos para escoger un buen vino.
En un restaurante
Lo primero es informarse. Hay webs en las que puedes consultar la relación calidad-precio al instante. En segundo lugar, déjate aconsejar por un profesional y plantéale cualquier duda que tengas. A continuación, hay que catar el vino.
No hay que dejarse intimidar por este ritual, ni pensar que estás dando la nota. Los expertos aseguran que la clave está en catar con atención, estar pendiente de las sensaciones y expresar las percepciones con total libertad. Tu opinión proviene de la información que te dan tus sentidos.
Es fácil si sigues unos pasos básicos:
1. Observar. Extiende el brazo e inclina la copa, si puede ser contra un fondo claro. Presta atención al color del vino en el centro y en el borde. En tintos maduros suele haber una diferencia evidente en el color.
2. Oler. El mecanismo de cata más sensible está en la parte superior de la nariz. Por eso el sabor se percibe como un aroma. Este es el paso más importante.
3. Saborear. Bebe un sorbo y mantenlo en la boca. Las papilas gustativas completan la perspectiva. Es lo que nos indica las dimensiones de un vino: acidez, dulzor, taninos y alcohol.
4. Juzgar la persistencia. Cuanto más tiempo perdura su sabor en la boca, mejor es el vino.
Vino y comida: ¿es tan complicado maridar?
Siempre se puede ir más allá de la regla «el tinto va con la carne; el blanco, con el pescado», que tampoco aporta mucho.
Un plato suave (queso de cabra, pescado blanco, pollo) encaja bien con un vino ligero: sauvignon blanc o un rosado o tinto suave, por ejemplo. El rosado, en especial si es seco, combina bien con casi todos los quesos.
En cambio, las carnes rojas, sean hamburguesas o filetes, combinan mejor una opción con más cuerpo, como un garnacha.
Lo mejor para unas verduras asadas es un tinto ligero, mientras que la verdura cocida se lleva mejor con un blanco seco (lo mismo que las ensaladas).
Si hablamos de marisco, elige un blanco de calidad como el albariño.
La ocasión es la clave
Hay momentos para un brindis distendido y otros para celebraciones elegantes, como también hay barbacoas y citas íntimas. Es mejor saber elegir el vino adecuado para cada ocasión que apostar siempre por la opción más exclusiva.
¿Para una cena sencilla? Un beaujolais o un chianti joven, por ejemplo, son opciones simples y adecuadas.
¿Nombres jocosos en la etiqueta? Puede ser un producto excelente, ideal para una cena entre amigos. Si no lo has probado antes, no te presentes con uno de estos en casa de tus suegros.
Algunos detalles importan. Otros son un mito
1. La temperatura es crucial. Un vino helado no sabe a nada, y uno muy caliente resulta pesado. Un vino tinto puede servirse a partir de 15 grados, pero no a más de 20.
2. No hace falta tener copas de vinos de diferentes medidas y formas. Todos pueden servirse en la misma copa.
3. Hay vinos excelentes en envases que cierran como un refresco. No hay que prejuzgar.
4. Recuerda que lo más caro no siempre es lo mejor (aunque lo mejor puede salirte caro).
5. La mayoría de las veces, no hay elecciones correctas o erróneas. Eres tú quien decide si un vino te gusta o no.
Si empiezas de cero, es conveniente fijarse en la…
1. Procedencia. Los países de clima cálido y seco son los que producen vinos con mejor y sabor.
2. Calidad. Las etiquetas indican el nivel de control con términos como DOC, DOCA, DOCG, DO o AC.
3. Cosecha. El año de producción del vino. Si se corresponde con un verano largo y caluroso, será una buena elección.
10 pistas para escoger el vino adecuado
1. Evita las botellas que han estado expuestas a una luz intensa o a una fuente de calor. Nunca aceptes una botella de un escaparate.
2. Busca vinos que hayan sido embotellados lo más cerca posible de donde se cultivaron las uvas.
3. Si el tapón es de corcho, elige el que haya estado almacenado en horizontal.
4. Comprueba el nivel de llenado en el cuello de la botella: no debe haber más de dos o tres centímetros por encima de la superficie del vino en una botella vertical.
5. Si no recuerdas qué cosechas fueron las mejores y en qué regiones, basta con una regla sencilla: desde 1985, todos los años divisibles por 5 (es decir, que acaben en 5 o 0) han sido bastante buenos.
6. Desconfía si en las contraetiquetas indican detalles muy específicos sobre el sabor y los maridajes. Es mejor que te expliquen cómo se elaboró el vino.
7. Consulta valoraciones y opiniones de usuarios.
8. Acude a tiendas especializadas y pide consejo. Aprovecha la ocasión de disfrutar de un trato personalizado. Y si la tienda está en tu barrio, mucho mejor.
9. Cuando se trata de vinos económicos (blancos y rosados), elige la añada más joven disponible.
10. Ante una oferta especial, pregunta por qué: a veces es porque el vino es demasiado viejo o no está en condiciones.
Lectura recomendada:
Experto en vino en 24 horas (Jancis Robinson)