Son ligeras, ricas en micronutrientes y básicas para una dieta sana. Las verduras de hoja verde casi no tienen calorías, pero sí un gran valor nutritivo, ya que nos aportan vitaminas, minerales y fibra. Entre las más consumidas encontramos las acelgas, el apio, el brócoli, la coliflor, las espinacas, las judías, la lechuga y la escarola.
¿Por qué son tan saludables?
Las verduras de hoja verde consiguen su color gracias a la clorofila, una sustancia que contribuye a la desintoxicación del organismo y a la protección del sistema inmunológico. Además, son una importante fuente de fibra y de minerales como el calcio, el hierro, el potasio o el magnesio. También tienen un alto contenido de filoquinona, conocida como vitamina K, que es la encargada de regular la coagulación de la sangre.
Según un reciente estudio australiano, el consumo de este tipo de hortalizas también puede proteger nuestra salud intestinal y ayudarnos a prevenir enfermedades como la anemia, la diabetes o los problemas cardiovasculares.
Te presentamos las virtudes de las verduras de hoja verde:
- Acelga. Es una planta laxante y digestiva, con un alto contenido en vitaminas y hierro, muy aconsejable para personas que sufren anemia. Habitualmente se sirve cocida o hervida, aunque salteada con pasas y un poco de ajo resulta exquisita.
- Apio. Procede del Norte de Europa y su parte más comestible es el tallo. Conocido por ser un gran diurético (cuyo aceite dilata los vasos renales y favorece la eliminación de toxinas), es bajo en calorías y rico en potasio y fibra.
- Espinaca. Proporciona grandes cantidades de fibra alimentaria al organismo y mantiene los niveles de azúcar bajos. Es rica en hierro, potasio, magnesio y calcio, y tradicionalmente se consume cruda, hervida o frita, en ensaladas, tortillas, lasañas, platos de pasta…
- Brócoli. Es bajo en calorías y ejerce un importante efecto antioxidante en el organismo, por lo que su consumo dentro de una dieta equilibrada puede ayudar a prevenir enfermedades del corazón, de las arterias o degenerativas.
- Coliflor. Como las demás verduras verdes, es poco calórica y rica en minerales, fibra y vitaminas. Algunos expertos aseguran que comer coliflor contribuye a reforzar el sistema inmunológico.
- Lechuga. Se le atribuye un importante poder diurético por sus altas dosis de potasio, y su alto contenido de calcio y fósforo ayuda a mantener los huesos fuertes. Además, su consumo está recomendado entre las personas con el colesterol alto.
El papel en la dieta
Los nutricionistas recomiendan consumir dos raciones de verduras de hoja verde al día. Y es que son fáciles de conseguir, económicas y de preparación muy simple. Aunque se pueden cocinar de muchas formas diferentes, crudas o al vapor mantienen mejor sus propiedades nutricionales.