Hay días en los que no sabes qué ver. Das vueltas en el menú de alguna plataforma y empiezas a tener dudas: ¿necesitas engancharte a esa nueva serie de la que todo el mundo habla? Mientras te decides, ¿por qué no apostar por una historia que ya tenga un final? Puede ser aquella serie que se te pasó por alto, o cualquiera de las que ya están etiquetadas como clásicas.
The Wire (2002-2008)
Un thriller sobre corrupción policial, drogas y asesinatos que muestra el verdadero alcance del narcotráfico. Cinco temporadas ambientadas en los bajos fondos de Baltimore, que siempre sorprenden y plantean preguntas incómodas.
A dos metros bajo tierra (2001-2005)
Una familia no convencional, propietaria de una empresa funeraria en Los Ángeles, protagoniza una trama que rompió algunos esquemas sobre la ficción televisiva. Cinco temporadas de humor retorcido y relaciones humanas complicadas.
Seinfeld (1989-1998)
Es una de esas comedias que no se pueden resumir en un par de frases, pero te basta un capítulo para pillarle el tono y engancharte. Así es la vida: a veces tienes una frase ingeniosa, en otras metes la pata y tienes 9 temporadas para descubrir que es mejor reír que lamentarse.
House (2004-2012)
La peor pesadilla de un paciente es convertirse en cobaya de un médico como Gregory House. Sin embargo, ver en acción a este discípulo desalmado de Sherlock Holmes es impagable. Ocho temporadas de humor cáustico, falta de ética profesional y adicciones varias.
Twin Peaks (1990-1991 / 2017)
Lo de menos es saber quién mató a Laura Palmer: David Lynch revolucionó la narrativa televisiva con esta gran historia de surrealismo cotidiano y secretos inconfesables. Las dos temporadas originales son las de 1990 y 1991.
Los Soprano (1999-2007)
Aunque te hayan contado el final, y aunque creas que ya lo has visto todo en el género gangsteril, la vida cotidiana de Tony Soprano te hiela la sangre. Seis temporadas de violencia sin tregua y con abundancia de escenas insuperables.
24 (2001-2010)
Un formato novedoso (empezó con 24 episodios que transcurrían en un solo día) que convirtió a Jack Bauer en un héroe para una época confusa (el mundo después del 11-S). En total, 9 temporadas de acción contrarreloj y siempre al límite.
Mad Men (2007-2015)
Donald Draper tiene un pasado oscuro y un talento único para saber lo que quiere el público. Quién hubiera dicho que el mundo de las agencias publicitarias del Manhattan de los años 60 daría para siete temporadas tan reveladoras y llenas de matices.
Doctor en Alaska (1990-1995)
Un clásico de los 90 que engancha sin necesidad de acción trepidante ni violencia gratuita: basta con descubrir a los peculiares habitantes de Cicely. Seis temporadas ideales para descubrir que existe otra forma de contar buenas historias.
Chernobyl (2019)
Si la dejaste escapar poco antes de la pandemia (y no te asustan las catástrofes auténticas), dale una oportunidad. Resulta más terrorífica que cualquier historia de zombis que puedas imaginar. Y basta con una sola temporada.
Breaking Bad (2008-2013)
Un profesor de química de 50 años descubre que tiene cáncer y decide aliarse con su peor alumno para fabricar metanfetamina. A partir de esta premisa, ¿qué puede salir mal? La respuesta quedará clara a lo largo de cinco temporadas.
Frasier (1993-2004)
La excepción que confirma la regla: un personaje de una serie de éxito (Cheers) se independiza y protagoniza un spin-off que supera a su nave nodriza. La vida cotidiana del psiquiatra (y neurótico) Frasier Crane dio para 11 temporadas memorables.
Perdidos (2004-2010)
Puede que en su día no la vieras entera o te decepcionara el final, pero hoy podemos disfrutar las seis temporadas seguidas: ya no hay que elaborar teorías absurdas entre episodio y episodio. Todo un fenómeno que vale la pena revisar.
Boardwalk Empire (2010-2014)
Esta historia de ambición y juego sucio nos lleva hasta el Atlantic City de la ley seca. El viaje valdría la pena solo por la presencia de Steve Buscemi y la ambientación histórica, pero hay mucho más: son cinco temporadas de drama criminal en estado puro.